«El tratado del intercambio y colaboración cultural con Rusia firmado en 1998 no supone cancelación unilateral. Solo podemos no prolongar el tratado. Y ya lo hemos declarado claramente a la parte rusa», afirmó Popsoi este martes a la cadena de televisión TV8.

El titular precisó que la decisión de la parte moldava es definitiva y le «gustaría, como a todos los ciudadanos que apoyan esta decisión, hacerlo de manera más pronta», pero Chisináu se ve obligado a respetar el derecho internacional.

Al mismo tiempo, el canciller fue impreciso a la hora de mencionar una fecha específica para dar término a la vigencia del acuerdo. «Dentro de un par de meses o seis meses, no lo recuerdo precisamente, pero me parece que antes de un año», comentó.

Popsoi subrayó que Moldavia mantiene aprecio por la lengua y la cultura rusas, «las buenas cosas que teníamos en nuestra historia».

Anteriormente el diputado del Bloque Electoral de Comunistas y Socialistas, Bogdan Tirdea, declaró que las autoridades moldavas iniciaron el proceso de rescisión del tratado para cerrar el Centro Ruso de Ciencia y Cultura en Chisináu, revelando que el gobernante Partido de Acción y Solidaridad remitió la iniciativa correspondiente al parlamento.

El 13 de febrero la cancillería moldava comunicó haber rescindido de manera unilateral el acuerdo con Rusia sobre la creación y el funcionamiento de los centros culturales, por lo cual el Centro Ruso de Ciencia y Cultura tendría que terminar sus actividades.

La decisión de las autoridades de Moldavia de cerrar el centro cultural ruso que ha estado operando desde hace 16 años provocó críticas graves de las organizaciones sociales que reúnen a los ciudadanos de nacionalidades diferentes con interés en la cultura rusa.

Las relaciones entre Rusia y Moldavia comenzaron a deteriorarse después de que la presidenta actual Maia Sandu, que sigue una política pro europea, llegara al poder en la república a finales de 2020.

El portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, afirmó que Moldavia bajo el gobierno actual aspira a convertirse en un país hostil para Rusia, mientras Moscú pide a Chisináu que respete los intereses de sus propios ciudadanos y no obstaculice el desarrollo de contactos humanos y vínculos interregionales con el gigante euroasiático.

El Ministerio de Asuntos Exteriores ruso pidió a su vez a las autoridades moldavas que pongan fin a la retórica de confrontación antirrusa en el país, destacando que pretende mantener relaciones amistosas y está en contra de los intentos de Occidente de utilizar a Moldavia con fines antirrusos.

mem/gfa