La sede ministerial fue aislada por la policía y el desconocido fue detenido después de las negociaciones, en horario vespertino del jueves.

El sospechoso estaba acompañado por dos niños (de dos y cuatro años) y una mujer.

La PMDF todavía investiga si el dispositivo es explosivo y el motivo detrás de la amenaza.

Según el Cuerpo de Bomberos, el atacante y los niños fueron enviados a una unidad de salud pública para su evaluación. «Todos sin heridos», señala el comunicado difundido.

Un agresor, relacionado con la extrema derecha, perpetró en la noche del 13 de noviembre un atentado frente al Supremo Tribunal Federal (STF), lo que reaviva el debate sobre la violencia política en el gigante sudamericano.

Identificado como Francisco Wanderley Luiz, el agresor pretendió acceder al STF y, al no lograrlo, lanzó artefactos explosivos de fabricación casera frente al predio de la corte superior.

Más tarde, Wanderley Luiz, de 59 años, murió tras activar un artilugio adherido a su cuerpo, cuando fue reprendido por un vigilante.

El calificado de terrorista era excandidato a concejal del Partido Liberal, organización política que encabeza el expresidente Jair Bolsonaro.

Las dos detonaciones en la simbólica plaza de Brasilia activaron la alarma nacional y los cuestionamientos sobre la seguridad ante eventos internacionales clave.

De acuerdo con analistas, el atentado guarda una relación directa con los actos golpistas del 8 de enero de 2023 por su trasfondo ideológico y los objetivos de atacar instituciones democráticas clave del país.

Asimismo, llama la atención que ambos episodios ocurrieron en momentos críticos.

Los disturbios de enero sucedieron poco después de la toma de posesión del presidente Luiz Inácio Lula da Silva, mientras que el atentado de noviembre tuvo lugar días antes de la Cumbre de Líderes del G20 en Río de Janeiro (18 y 19 de noviembre), un evento de relevancia internacional.

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